El tejido óseo, es decir los huesos que forman parte del esqueleto, se compone de células y de una matriz orgánica calcificada -constituida por fibras y por, sustancia fundamental impregnada por sales de calcio-. Los huesos están dados por una densa capa de tejido conectivo muy vascularizada, llamada periostio. Las células que constituyen los huesos son de tres tipos: los osteoblastos responsables de la formación del tejido óseo, son de forma cúbica o prismática de núcleo redondeado, su citoplasma es rico en orgánulos responsables de la síntesis de proteínas (ribosomas, mitocondrias, aparato de Golgi y retículo endoplasmático) los osteocitos son las células que forman principalmente el tejido óseo adulto, con forma de huso, núcleo ovalado y, al igual que los osteoblastos aunque en menor cantidad, con orgánulos responsables de la síntesis de proteínas; los osteoclastos, responsables de la resorción de tejido óseo, presentan forma redondeada y varios núcleos.
La matriz está formada por fibras de colágeno -sustancia fundamental, compuesta en su mayor parte de mucopolisacárido- y sales minerales -cristales minerales en forma de agujas muy finas y tablillas hexagonales- unidas a las fibras de colágeno.